GUADALUPE MUÑIZ CASTRO.
Este filme nos muestra como es la vida de los pequeños que viven en la sierra, llevando a cabo trabajos difíciles y sobre todo para manos adultas, estos niños desde edad muy temprana se han visto forzados a dejar sus juegos para ganarse la vida, o simplemente para ayudar a sus familiares, los cuales repitieron exactamente los mismos pasos.
La herencia de la que se habla no económica, ni mucho menos de cosas materiales, sino que, es de trabajo, un ciclo que se repite de generación en generación, que segura heredándose, ya sea por tradición o por sobrevivencia.
Niñas que laboran en el campo, en la siembra de tomate, en la creación de ladrillos, en telares, buscando agua, leña en una infinidad de ocupaciones las cuales llegamos a ligar con la edad adulta. Se les enseña desde muy pequeños a desempeñar cada una de estas labores, el juego queda de lado, primero lo primero: el trabajo.
Además de desempeñar todas estas ocupaciones, las condiciones es las cuales se llevan a cabo son penosas, muchas veces sin un calzado adecuado, o atravesando grandes montes con gran facilidad de caer.
Sin embargo, no tenemos porque sorprendernos ante una visión tan clara y tan exacta que muchas veces nos negamos a ver, dejando completamente borrado de nuestra mentes esas condiciones, es más importante ocuparnos de cosas u querer obtener conocimientos que nos brinden ciertas belleza, esto pasa todos los días y no solamente en nuestro país, la edad ya no es un inconveniente para desempeñar labores y mucho menos para dejar de lado otras. La prioridades en estas comunidades no son los juegos, la escuela o la tarea, las prioridades serán trabajo para poder llevar pan a la casa.
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