Nuevos conceptos sociológicos
para nuevas condiciones del Trabajo.
La teoría sociológica tradicional, con fundamento en postulados hechos en su mayoría en el siglo XIX, explican las relaciones laborales desde condiciones muy distintas a las que se viven en la actualidad. Eran épocas en que la esclavitud estaba recién abolida y las máquinas eran un elemento apenas tangible en la producción, pues como bien sabemos se discutía acerca de la sustitución del hombre por la máquina.
Para la primer mitad del siglo XX, los modelos de producción tanto fordista como taylorista, incitaban a una explotación del hombre de manera sistemática; pero del hombre frente a la máquina, intentando, desde mi punto de vista, crear un extraño híbrido con componentes vivos y automatizados, es decir, una máquina-hombre-máquina.
La creación de sindicatos y federaciones, cambiaron de manera aparente esa explotación de "el hombre por el hombre", aunque hoy día pareciera que lo que ocurrió fue solo una repartición del poder entre propietarios de los medios de producción y líderes de los movimientos y agrupaciones sindicales. Ya Giddens señaló en su Defensa de la Sociología, que es necesario que la sociedad premie las actitudes "correctas" de las personas, por supuesto que agrupan a la clase trabajadora, así que no creo que esté fuera de lugar preguntar acerca de esos "logros" de los sindicatos: ¿son alicientes a manera de placebos para mantener una nueva élite que conocemos como los "líderes sindicales"?
En la segunda mitad del nuestro siglo precedente, la clara asociación de líderes sindicales y aparato Estado, era condición fundamental para la existencia y legitimidad del gobierno. Los sujetos pertenecientes a un sindicato, bajo la promesa e incluso, bajo la obtención de lo que llaman algunos "derechos del trabajador", hacían que los mismo no se movieran, el sueño de que la clase obrera iba a generar la revolución social que nos dieran el paso hacia un mundo sin clases, cada vez se veía más lejano, ¿cómo es posible que grupos que supuestamente buscan un cambio mediante ideas progresistas, inciten a la no movilidad? como dijera Lampedusa y que diera pie a que mucho tiempo estuviera de moda el famoso gatopardismo: "para que todo siga igual, algo debe de cambiar". Claro que en el caso del trabajo, por lo menos en México, lo que cambiaba eran los actores políticos con los que se pactaba, que resultan ser una abstracción de los intereses de unos cuantos.
Las empresas, debido a estos pactos perversos, habían dejado de tener control, que también es muy perverso, sobre sus trabajadores, principalmente dentro del sector manufacturero y de productos materiales. A partir de la liberación del mercado, las empresas tuvieron más libertad de establecer las condiciones de trabajo, además de aprovecharse de la creciente miseria en el mundo para retomar el control sobre las relaciones laborales.
Con la llegada del neoliberalismo, el Estado como institución pierde fuerza social, pues las personas están más preocupadas por tener un empleo que por tener una vida activa social en los procesos institucionales que dan gobernabilidad y estabilidad a una nación. Así es que los procesos estatales junto con sus instituciones poco a poco pierden su carácter de aparatos de soberanía, para otorgarle ese poder a las empresas y hacerlas las "soberanas ocultas" de la modernidad, pues como Hobbes apuntó en su Leviatán, son los creadores de las normas, pero no se adscriben a ellas, es decir, no tienen límites para el ejercicio de su poder.
Otro factor que es totalmente distinto a las condiciones desde las que se escribió la sociología tradicional (y por supuesto sin atacarla) es que la modernidad nos pone en una sociedad de riesgo. Dice Bauman que la modernidad es un conjunto de sociedades con un proyecto incierto, condenada a que se le escape este mundo, como agua entre las manos; condenada también a vivir en constante riesgo, constante miedo, accidentes por las máquinas, por las calles, por atracos y agravios, las personas, debido a esa individualización y acrecentamiento del poder de las empresas, han decidido cuidarse ellos de ellos, sin importar lo que acontece a su alrededor.
Juan José Castillo lanza la pregunta: ¿Hacia a dónde va la sociología del trabajo? Y es directo en uno de sus puntos: "es evidente que los saberes ya consolidados y establecidos de la sociología del trabajo no se hacen saber común de la sociedad. Que no se aplican, como cualquier conocimiento establecido de otras ciencias". No me parece que haya hecho un gran descubrimiento, pero sí afirma lo que piensa gran parte de la sociedad sociológica, los viejos paradigmas están en crisis. En la sociología del trabajo aún más. Es necesario definir las nuevas condiciones de trabajo.
Me parece que la división del trabajo, aquella de la que tanto Durkheim decidió hacer todo un tratado, está en pie, pero de una manera "cavernosa". Se sigue dividiendo el trabajo y una persona puede aprender muchas de esas divisiones, creando un nuevo trabajador, al menos en la industria manufacturera y de productos. Esta nueva división hace que las empresas puedan contratar a corto plazo a los trabajadores, pues está en el imaginario colectivo de la clase media baja que entre más cosas sepas hacer, será más fácil encontrar un empleo, aunque sea por 1 mes, pero se tendrá empleo. Aquí existe una nueva relación de trabajo, pues el trabajador quedará exento de hacer relaciones sociales dentro de su entorno laboral, pues está más preocupado de lo que hará después de su despido que de hacer grupos dentro del mismo. De esta manera, también afirma castillos, que una primera característica de la sociología del trabajo es su fragmentación. Ya no es posible tener una teoría universal aplicada a todos los sectores del trabajo, se debe trabajar en una "división del trabajo" sociológico, que sea aplicable a las nuevas condiciones de el trabajo, y recordando a Habermas, en Ciencia y Tecnología como ideología, con base en la fenomenología, es propio del trabajo abstracto responder a necesidades abstractas.
Describiendo las formas conocidas por nosotros, el trabajo dejó de ser esa fábrica llena de explotación visible, tratando a los trabajadores como meras máquinas. Actualmente, los empleos disponibles son de medio tiempo, con contratos eventuales, la máquina perversa actúa. El capital decide que el hombre puede ser "más feliz" si se aparenta que el trato que recibe es digno, que incluso le dan bonos. Hace muchos años Durkheim hace referencia a que no era posible ir contra la sociedad, pues la sociedad completa se voltearía para castigarnos. Los empleos repletos de jóvenes realizando tareas donde se fomenta la sana convivencia, incluso dejándote estudiar, como esos empleos en las hamburgueseras, sin llegar a pensar que son parte de un empresa que se olvida por completo de lo que vende y a quién se lo vender, solo le importa el intercambio de sus mercancías por dinero.
La sociología tradicional, y de manera específica la marxista, ya no puede ser aplicada en plenitud a un sector laboral con es el de los servicios. Ahora sí el que vende los servicios se está haciendo parte del ciclo cliente-vendedor-cliente. La explotación de estos empleados debe ser abordada desde otro punto de vista, incluso tal vez desde una perspectiva psicológica.
Cornfield, afirma que es imposible analizar a la clase trabajadora como un conjunto homogéneo de sujetos. Los actores de estos procesos, ya no son actores de clase, "sino actores que pertenecen a múltiples grupos de status.... de género, racial o grupo étnico". Estoy totalmente de acuerdo con esto. El sueño de los obreros unidos por la revolución contra las empresas parece casi desvanecido. En el imaginario está el tener a cambio del ser, pues es propio de los aparatos ideológicos del mercado, instalar la conciencia de que tener es ser (una redundancia en cuanto a la pregunta estructurada sobre el ser, según Heidegger). Es decir, las relaciones del trabajo, son una función de las relaciones de status.
Con base en la afirmación anterior, el estudio debería ir ahora al revés, estudiar las relaciones de status como la síntesis de las determinaciones laborales. La sociología del trabajo podría devenir en una simple rama del estudio del poder, el motor de la Máquina Perversa a la que llamamos mundo.
Gerardo Martínez-Trujillo.
1 comentarios:
Un súper choro. Me parece que hay ideas, pero falta la precisión académica. Si incorporas las referencias, tu ensayo tendrá mayor soporte.
Das enormes brincos entre autores vistos en clase y teóricos que si bien te permiten alimentar la reflexión sociológica, no se logra encontrar el hilo conductor y articulador con el problema eje del ensayo.
Con un poco más de dedicación y sistematización tus elaboraciones mejorarían sustancialmente.
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